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martes, 3 de julio de 2012

Manifiesto antifascista

 
EL ESPECTRO DEL FASCISMO RECORRE EUROPA. SOLTÁNDOSE DEL LASTRE DEL HOLOCAUSTO, LA EXTREMA DERECHA SE HA REINVENTADO A SÍ MISMA. EL FASCISMO ESTA OTRAVEZ EN MOVIMIENTO. A LAS PUERTAS DEL MILENIO, PRESENCIAMOS UN RENACIMIENTO FASCISTA.
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RETAGUARDIA
El fascismo es la vanguardia de la reacción, por lo tanto el antifascismo, por definición, es una respuesta de retaguardia. El resurgimiento de la extrema derecha representa una amenaza tanto política como física para todas las personas y organizaciones progresistas y obreras, así como para otros grupos oprimidos que son usados por el fascismo como chivos expiatorios. Esto es de por sí evidente, sin embargo hoy, en muchos países, la amenaza política se menosprecia o se ignora, mientras que la amenaza física es respondida más en la teoría que en los hechos.
LEGALIDAD
Muchos se esconden cómodamente de la realidad proclamando que si la extrema derecha de los años 90 no es similar a los nazis de las películas en apariencia o discurso, entonces deben ser vistos como demócratas inofensivos. En consecuencia, sólo las campañas por los antirracistas llevadas estrictamente dentro de los límites de la legalidad pueden ser justificadas como forma de protesta. Otros creen que sólo los skins nazis son fascistas, así que si no hay skins nazis no hay fascistas, etc.
PERDIENDO LA COSTUMBRE
El hecho es que la izquierda de clase media no quiere combatir y hace años perdió la costumbre. La lucha la asusta, así que inventa excusas.
Desde 1945 la izquierda ha abandonado a la clase obrera en Europa. El dogma y las fórmulas falsas provocaron esto: a los errores se suma la lealtad a doctrinas ya fracasadas en la lucha contra el fascismo. El fascismo no es la causa del colapso de la izquierda sino el castigo por esto.

SEPARAR
La función del antifascismo militante es primero separar a quienes quieren luchar de quienes no quieren. Cuando se logre esta distinción, la unidad entre los militantes es esencial.
ENEMIGO COMUN
El antifascismo no es la arena política apropiada para el debate ideológico sobre las rivalidades históricas entre estalinismo y trotskismo, marxismo y anarquismo, o para escoger bando en los conflictos nacionales e internacionales. Tenemos un enemigo común, y si queremos derrotarlo, debemos priorizar lo que nos une y no lo que nos divide.
DESAFIO CON PROBABILIDADES DE EXITO
Por otro lado, la ambición del antifascismo militante no es remover la amenaza de la extrema derecha contra el orden político existente, para que las condiciones sociales que dieron origen a esta amenaza vuelvan a ser ignoradas tranquilamente. Por el contrario, el antifascismo militante cree que se necesita un cambio radical. Nuestro papel principal es asegurar que si al sistema se le plantea un desafío con probabilidades de éxito, sea de parte de la izquierda.
IMPULSO O EXCUSA
La filosofía que gobierna todos los Estados burgueses modernos es la habilidad de responder a los ciclos económicos de expansión y recesión adoptando la forma política compatible con la realidad económica. Esta es la defensa tradicional del sistema capitalista.
Los argumentos reaccionarios que se manifiestan en la propaganda y actividades de los partidos de extrema derecha sirven como impulso (o excusa) que guía al Estado capitalista hacia un puerto adecuadamente reaccionario. Un movimiento fascista no tiene que ser grande para lograr este efecto.

SUBVERSIVO
El antifascismo militante es juzgado automáticamente como subversivo, cuando trata de negarle a los poderes dominantes la oportunidad de ejercer esta opción fascista. En consecuencia esas organizaciones están sujetas a todo tipo de vigilancia y trucos sucios: grabación de las conversaciones telefónicas, interceptación del correo, apariciones en los medios de comunicación, supuestos vínculos terroristas, sentencias punitivas, agentes provocadores, etc.
CREANDO ESPACIO
El objetivo del Estado es hacer insostenible el antifascismo efectivo. La estrategia es, por un lado, volver ineficaces las tácticas de confrontación, mientras por otra parte se criminaliza a los militantes.
Se espera que si se abandonan las tácticas militantes quedará espacio para que florezca el programa de la extrema derecha. Cuando los partidos capitalistas no pueden mantener su posición con la ayuda de la democracia, optan por el estado de sitio. La historia muestra que su compromiso con su propia democracia parlamentaria no es digno de confianza.

AMENAZA COMUNISTA
Por primera vez desde los años 30 la extrema derecha ha aparecido en el ámbito nacional, y simultáneamente, en muchos países del continente europeo. Desde mediados de los 80, la extrema derecha ha establecido su programa en Francia, cambió la constitución alemana, ha sido socia del gobierno en Italia y se aseguró el 27% del voto en las elecciones nacionales en Austria. Mientras los paralelos con el escenario de la preguerra son claros, hay una diferencia vital. El comunismo, reconocido desde hace mucho como el enemigo natural del fascismo, que en la preguerra tenía el apoyo de millones de personas de clase obrera, ya no existe. La muerte de la "amenaza comunista" ha significado que muchas veces no es necesaria la contra-amenaza visiblemente ofensiva.
La batalla por el control de las calles no es necesaria si no hay quien lo dispute. Si no hay peligro físico, el fascismo no necesita un ejército privado. Si el fin se puede alcanzar sin los medios tradicionales, no se necesita la mano dura.

RADICAL/RESPETABLE
Y si un golpe de Estado violento no está a la orden del día, los fascistas pueden parecer tanto radicales como respetables al mismo tiempo. Reconocen que la combinación radical/respetable es particularmente vital en la seducción política de las clases medias. Además, con 30 millones de desempleados en Europa y la democracia parlamentaria anunciando una impotencia indiferente, secciones de la clase obrera, y los mismos desempleados, ya han sido, y seguirán siendo, susceptibles al seudorradicalismo de la extrema derecha.
UNIDAD ENTRE LAS CLASES
La piedra fundamental de la estrategia preferida de los antirracistas liberales, la izquierda conservadora y secciones de los medios de comunicación es pedir acción legislativa o directa del Estado para contener la propaganda o las actividades de los extremistas de derecha. La lógica de esta estrategia hace necesaria la unidad entre las clases y, en último término, la colaboración entre el antifascismo y los elementos del Estado.
LAS CREDENCIALES APROPIADAS
Esta estrategia da como resultado que las credenciales de la extrema derecha como radical se establecen en las mentes de los mismos elementos que buscan un cambio social o político, gracias a los mismos esfuerzos y propaganda de la oposición.
El antifascismo, en vez de ser identificado como una posición radical a favor de la clase obrera, es identificado pública e indeleblemente con el sistema. El resultado es que las secciones de la sociedad que buscan el cambio son arrojadas literalmente a los brazos de la extrema derecha, mientras que las tácticas que los liberales exigen al Estado son empleadas con gusto contra todos los oponentes al sistema.

EL MAL MENOR
En un esfuerzo para justificar esta colaboración con los partidos parlamentarios que por razones de conveniencia electoral muestran cercanía a los prejuicios de la extrema derecha, la izquierda conservadora citará el principio del "mal menor", que traducido significa la implementación de un programa de extrema derecha sin necesidad de que la extrema derecha tome el poder. Como el fascismo tiende a ser alimentado por las concesiones, y no debilitado, esta cobardía le permite al fascismo encaramarse astutamente.
OPOSITORES ORGANIZADOS
El primer paso hacia la superación de la situación es reconocer que a través de Europa y más allá, todos los opositores del antifascismo militante están organizados. La extrema derecha, los organismos de seguridad del Estado y los pacifistas de la izquierda de clase media se organizan por separado, y ocasionalmente juntos, para arrinconar, criminalizar, y en último término, aplastar la resistencia militante. Aunque en la superficie cada uno busca diferentes objetivos, es innegable que el impulso de la extrema derecha está colocando el programa político que los demás están obligados a responder.
AISLAMIENTO
Hasta ahora la única gente que no está organizada en el ámbito europeo e internacional son las secciones que generalmente son condenadas como extremistas por todas las partes. Son los activistas políticos más propensos a enfrentar el aislamiento en sus propios países, las organizaciones que tienen más que ganar de la solidaridad internacional y la colaboración a través de las fronteras, quienes carecen actualmente incluso de los rudimentos de una red. Los militantes también se deben organizar.
MEDIOS PARA UN FIN
Al hacer esto debemos reconocer que el antifascismo militante es un medio para un fin más que un fin en sí mismo. En muchos países la extrema derecha está ganando sin dificultad la batalla en los corazones y mentes de la clase obrera. Podemos detenerlos, pero sólo tratando de darle reversa a todo el proceso.
UNA NUEVA IZQUIERDA
En el pasado los luchadores antifascistas venían de las mayores organizaciones revolucionarias y progresistas. Eran primero comunistas, anarquistas y socialistas. Su compromiso con el antifascismo era un resultado de la iniciativa dada por la izquierda en general. Hoy la vieja izquierda está liquidada, y debemos aprender de sus errores y diseñar nuevas estrategias.
Mientras que históricamente, el movimiento antifascista fue creado por una coalición de la izquierda, hoy es evidente que una nueva izquierda sólo puede surgir de las fuerzas del antifascismo militante.

AMBICION
La última garantía contra una mayor penetración de la extrema derecha no es un movimiento antifascista fuerte sino un movimiento obrero fuerte y políticamente independiente. La extrema derecha se ha reinventado a sí misma y nosotros debemos hacer lo mismo. Para hacerlo, primero debemos competir con su ambición.
VICTORIA
En último término, el reto para el antifascismo militante no es solamente destruir la influencia de los fascistas en todas las áreas de la vida de la clase obrera. El desafío real, para que nuestros esfuerzos culminen en la victoria, es señalar cómo remplazarlos.
Para que esto suceda, no sirve simplemente negar el desafío revolucionario del nacionalismo a la corrupción y decadencia de la elite política.
Para que el antifascismo militante se arraigue en las comunidades de clase obrera, debe conservar la habilidad de impedir la violencia fascista, pero también debe cultivar la ambición en la batalla de los corazones y las mentes para impedir su radicalización. 


RED ANTIFASCISTA MILITANTE INTERNACIONAL 



fuente : http://www.telefonica.net/web2/elcodigo/tribus/textos/antifa.htm

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